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“11-M GOLPE DE REGIMEN”… el inexorable desmontaje de la versión oficial

“11-M GOLPE DE REGIMEN”… el inexorable desmontaje de la versión oficial

Pyre Info 002.- En lo relativo a la investigación paralela sobre el 11-M, los escritos de Luis del Pino han terminado siendo una referencia obligada y su movimiento “Peones Negros”, un nuevo movimiento social en alza que recela, sino niega tajantemente, la versión oficial sobre el atentado. Y, vale la pena, en estos momentos en los que se ha iniciado el juicio sobre los presuntos autores del atentado, leer exactamente los puntos básicos en los que se basa la piqueta de demolición de la versión alternativa (mucho mejor llamarla alternativa que “conspirativa”). Digámoslo claro: hoy por hoy, ya no queda ni un solo elemento en pie de la versión oficial. Del Pino dice: «Cuando se produjo el atentado del 11-M, la explicación que se nos dio a todos los españoles es que se trataba de una represalia de grupos islamistas por la participación de España en la guerra de Irak. Sin embargo, a lo largo de los últimos tres años, los medios de comunicación independientes han ido demoliendo una a una las supuestas pruebas en que se basaba aquella versión oficial. A fecha de hoy, cuando el primero de los juicios por el 11-M comienza su andadura, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que desde instancias policiales y políticas se fabricó una falsa versión oficial con el fin de conseguir un vuelco electoral. Que alguien construya pruebas falsas para tratar de demostrar la autoría islamista del terrible atentado sólo puede significar una cosa: que ese alguien necesita unos falsos culpables con los que encubrir a los verdaderos autores».

 

 

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11-M. GOLPE DE RÉGIMEN


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Estas palabras de Luis del Pino nos introducen en "11-M. Golpe de régimen", un libro que parte de los datos del propio sumario oficial, de las noticias difundidas a través de los medios de comunicación y de los trabajos ya publicados por él para adentrarse en la cuestión de cómo pudo fabricarse -según el autor- la falsa tesis de la autoría islámica; igualmente se analiza quiénes pudieron participar en la creación de las pruebas necesarias para sostener dicha versión.

Sobre aquellas cuatro jornadas de infarto de 2004, entre los atentados del 11-M y las elecciones del 14-M, se arroja en estas páginas una nueva e inquietante luz. Se explica el contexto político en el que los atentados tuvieron lugar y se aportan las principales hipótesis que actualmente se barajan sobre la posible responsabilidad intelectual y material de los mismos.

 

FRAGMENTOS DE LA OBRA

1. LAS FASES DE LA INVESTIGACIÓN


A lo largo de estos tres años de investigaciones, la percepción que los españoles tenemos de los atentados ha variado de manera significativa. A estas alturas, sabemos ya muchas cosas: sabemos que nos mintieron, sabemos que se creó una falsa trama islámica para ocultar la verdadera autoría de los atentados, sabemos que se ha intentado por todos lo medios hacer que la sociedad española olvidara y que se ha hecho lo posible y lo imposible por obstaculizar las investigaciones.


A día de hoy, como luego veremos, podemos afirmar que la versión oficial de los atentados es, lisa y llanamente, falsa.


Sin embargo, seguimos sin saber cuál es la verdad que se esconde en esa falsedad. Seguimos sin saber quién organizó el 11-M. ¿O, en realidad, sí lo sabemos, pero nos negamos a afrontar una realidad demasiado terrible?


Ésa es la pregunta a cuya posible respuesta pretende contribuir este libro: ¿quiénes fueron los autores intelectuales y materiales de la masacre? Trataremos de analizar los datos conocidos y de hacernos una imagen de lo que pudo pasar. Bucearemos en las distintas hipótesis existentes con el fin de llegar a algunas conclusiones. O, por lo menos, de descartar ciertas alternativas.

Comencemos echando la vista atrás y recordando qué fue lo que nos contaron.


La creación de la versión oficial

Retrocedamos en el tiempo, hasta la propia mañana del 11-M. Desde muy pronto, comenzaron a aparecer en escena una serie de elementos (por ejemplo, la furgoneta Kangoo) a partir de los cuales se construyó la versión oficial de los atentados. Básicamente, la versión oficial se fue dibujando sobre la marcha entre el 11 de marzo y el mes de junio de 2004, construyéndola en torno a cuatro pruebas fundamentales:


• La furgoneta Kangoo.

• La mochila de Vallecas.

• El coche Skoda Fabia.

• El piso de Leganés.

Esa versión oficial era muy sencilla y respondía a la idea que se comenzó a vender a los españoles desde la propia mañana de los atentados: el 11-M era un castigo que se le infligía a España porque la política exterior de Aznar había involucrado a nuestro país en una guerra ilegal. Aznar y el PP eran, pues, los culpables de que algún grupo musulmán tomara la decisión de vengarse de España.


Fueron muchas, muchísimas, las personas que tuvieron desde el principio la sensación de que algo no cuadraba: la providencial y rapidísima aparición de las pruebas entre el 11 y el 14 de marzo, la celeridad con que algunos de los culpables habían sido detenidos en cuarenta y ocho horas por esas mismas fuerzas de seguridad que se habían mostrado incapaces de impedir los atentados, el perfil de delincuentes de poca monta de muchos de los detenidos, la campaña de agitación que había acompañado a los atentados... La sensación era que nos habían metido un gol a los españoles, aprovechando la movilización contra la guerra para de islamista un atentado que tenía de islamista muy poco.


La explosión del piso de Leganés vino a redondear la versión oficial, convenciendo a la opinión pública de que en el atentado del 11-M sí que habían participado, de una forma u otra, algunos elementos islamistas. Seguían existiendo dudas, como por ejemplo si los muertos en Leganés eran suicidas o suicidados, pero a partir de la explosión del piso casi nadie ponía en duda que quienes allí habían muerto algo tenían que ver con los estallidos de los trenes. La versión oficial había sido asumida por la opinión pública.


La publicación por parte de Fernando Múgica de su primer capítulo de la serie , a mediados de abril de 2004, permitió poner sobre la mesa muchas de las dudas que nos asaltaban a buena parte de los españoles. Esas dudas se concretaban en una idea que se podría resumir de la forma siguiente: «Hay demasiados aspectos oscuros en lo que ha pasado a partir del 11-M e incluso en el propio atentado. Parece que está claro que aquí han participado islamistas, pero es imposible que estos sujetos lo hayan hecho solos; seguro que los principales beneficiarios del cambio de Gobierno tienen algo que ver».


Otros españoles, los que aceptaron la versión oficial como algo natural, creían, por el contrario, que la secuencia de hechos (incluida la explosión del piso de Leganés) reflejaba a la perfección la naturaleza islamista de los atentados y pensaban que cualquier intento de señalar puntos oscuros sólo se debía a la frustración provocada en la derecha por la derrota electoral.


La primera fase de las investigaciones

(hasta marzo de 2005)

Las investigaciones realizadas a partir de la publicación de ese artículo pionero de Fernando Múgica han pasado por tres fases. En la primera, que abarca desde abril de 2004 a marzo de 2005, los españoles fuimos conociendo una serie de informaciones que arrojaban diversas sombras sobre la versión oficial.


Fuimos enterándonos, por ejemplo, de la presencia de numerosos confidentes policiales en la trama, lo que alimentaba las sospechas de que hubiera participación interna en los atentados. Fuimos enterándonos de que algunos elementos de la trama tenían extrañas relaciones con ETA, lo que alimentaba las dudas sobre la participación en el 11-M de esa banda terrorista. Fuimos sabiendo que algunos de los implicados parecían estar protegidos por los servicios secretos marroquíes, lo que abonaba la tesis de que el 11-M pudiera haber sido una venganza de nuestro enemigo del sur.


Muchas sospechas difusas, muchas preguntas sobre quién pudiera haber acompañado a los islamistas en su aventura asesina, muchos detalles extraños que apuntaban a que alguien tenía que conocer antes del 11-M que esos atentados se iban a producir.


Luego volveremos sobre esta primera fase de las investigaciones. Limitémonos por el momento a señalar dos aspectos:


1. Durante toda esa primera fase, los hechos básicos de la versión oficial no fueron apenas cuestionados. Aunque el primer artículo de Fernando Múgica ya incluía el germen de todo el cuestionamiento posterior de la versión oficial, lo cierto es que durante un año las investigaciones se orientaron de tal manera que todos dimos por supuesto que los hechos básicos que nos habían contado eran ciertos. Lo que las investigaciones hacían era señalar con el dedo los flecos oscuros de la versión oficial, pero sin entrar a cuestionar la validez de ésta.

2. Esta primera fase de las investigaciones coincidió en el tiempo, básicamente, con la época en que estuvo abierta la Comisión del 11-M. En esa Comisión tampoco se intentó averiguar los hechos relativos a los atentados, sino que se dio por supuesto que esos hechos eran ciertos, y las discusiones se centraron en tratar de determinar si el Gobierno del Partido Popular había mentido o no. Algo que, en cualquier caso, poco nos aporta a la hora de saber quiénes fueron los autores de la matanza…

 

 

 

 

 

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